Director: Park Hoon-Jung Guión: Park Hoon-Jung Reparto: Lee Jong-Suk, Kim Myung-min, Jang Dong-gun
Kim Gwang-li (Lee Jong-Suk) es el hijo de un alto oficial del gobierno de Corea del Norte, el cuál es repatriado a Corea del Sur después de ser sospechoso de ser un horrible asesino en serie. El detective Chae Yi-Do (Kim Myung-min) será el encargado de llevar el caso, pero por algún extraño motivo, tanto la Interpol como el servicio de inteligencia de corea protegen al supuesto asesino. A partir de aquí, comenzará una lucha por descubrir la verdad.
V.I.P. es un violento thriller policíaco, con una enrevesada trama llena de giros argumentales, explicada mediante capítulos. Park Hoon-Jung nos regala una cinta inmensa, con un guión muy bien estructurado y unos personajes creados a la perfección. El detective Chae Yi-do está interpretado a la perfección por el genial Lee Jong-suk (A-day), un personaje que representa a la justicia más pura, incansable, estricto, una alma torturada por no poder dar caza a Kim, supuesto asesino de más de 30 mujeres en varios países. Chae nunca muestra debilidad ante nadie, aunque durante el film, veremos a nuestro protagonista sufrir, impotente, al ver que el maldito asesino se va saliendo con la suya. Jang Dong-gun interpreta al agente jefe del NIS coreano, encargado de proteger a Kim y que, a la vez, hace de enlace con la Interpol. Un personaje audaz, firme, que prioriza la misión por encima de la ética moral pero que, poco a poco, lo va haciendo menos humano, convirtiéndose en un perro a las órdenes de la Interpol. Lee Jong-Suk se pone en el papel de Kim, un psicópata mimado y torturador. Un demonio al que le gusta jugar en esta especie de partida de ajedrez, en donde cualquier movimiento será fatal. Un personaje que no tiene demasiadas líneas de texto, pero Lee Jong sabe darle el carisma que necesita; el mal en estado puro, desafiante y cruel, tanto con sus opresores, como con sus protectores.
V.I.P. habla de venganza, redención, codicia pero, sobre todo, de encontrar la justicia perdida en la podrida sociedad donde se basan los hechos. La banda sonora está muy presente en todo el film, generando la tensión necesaria y aumentando de intensidad a medida que se complican las cosas. Las escenas de acción son crudas y realistas, no hay demasiadas, pero tienen fuerza y mucha importancia en el desarrollo de la trama. El guión está estructurado por capítulos que, poco a poco, nos van arrastrando hacia el final, cerrando esta oscura historia con un crudo epílogo. En definitiva, Park Hoon-Jung sabe como contar buenas historias y crear situaciones y personajes crudos pero a la vez reales. Una cinta a tener muy en cuenta para los amantes del cine policíaco, y que demuestra que es uno de los directores más interesantes de Corea. Imprescindible.
Lo mejor: Las actuaciones, el guión y sobre todo el ritmo de la peli, muy dinámica. Lo peor: La sensación de impotencia en algunos momentos, demasiada injusticia.
"Satàn, tu reinado debe caer" Director: Kim Sung-Su Guiòn: Kim Sung-Su Reparto: Jung Woo-sung, Hwang Jung-min, Ju Ji-hun, Kwak Do-won.
Han (Jun Woo) es un policía con una reputación dudosa, que hace algún que otro trabajito para el corrupto alcalde Park (Hwang Jung-min). Por otro lado, nuestro protagonista vive con el dolor de tener a su joven mujer hospitalizada con una enfermedad terminal que, a la vez, es la hermanastra de Park, el cuál le ha ofrecido dejar la policía para unirse a su equipo.
Una noche Han, con su inseparable compañero Sun (Ju Ji-hun), deciden ir a ver a un informador, que realmente es un cómplice del alcalde, con el que nuestro protagonista debe cerrar un trato. En el momento de la entrega ocurrirá algo fatídico y nuestros protagonistas se verán envueltos en un infierno del que será difícil escapar.
El director Kim Sung-su (Musa,,Flu, City of the Rising Sun) vuelve después de 5 años sin estrenar película, y lo hace por todo lo alto. Asura es un ejercicio de cine negro de alto nivel, un vórtice repleto de violencia, traición y muerte. Una cinta dura, directa, que muestra hasta dónde es capaz de llegar el ser humano para conseguir poder, llegando a convertirse en demonios corruptos y violentos, pero que de cara al pueblo se visten de ángeles salvadores, ofreciéndoles paz y protección. A nivel interpretativo es brutal, Hwang Jung-min hace un impactante papel como el malvado alcalde, con una personalidad única y desgarradora. Jun Woo está inmenso, regalándonos una actuación genial, una alma torturada y atrapada entre dos bandos y su propia vida. Ju Ji-hun tiene un papel bastante importante en el film como compañero de nuestro protagonista, aunque al principio no lo parezca, pero la evolución de su personaje es muy creíble. Kwak Do-won como el fiscal Kim está tremendo, un personaje muy físico y cruel, otro demonio en esta ciudad de la locura, pero esta vez en el bando de la justicia. Kim trata a Han como si fuera un perro, y el director nos lo muestra en más de una ocasión, remarcando el poder que tiene el dudoso fiscal sobre el atormentado policía.
La banda sonora es una mezcla de country y blues, dándole al film un toque diferente, una maravilla, sobre todo en su apoteósica escena final. La acción es cruda, real y muy violenta. Torturas, hachazos, disparos a bocajarro... es lo que encontraréis en Asura, además de una trepidante escena de persecución por la autopista. Aquí todo es sucio, no hay nada bonito, es supervivencia pura, así lo refleja la fotografía del film, muy nocturno y casi sin color.
El guión está muy bien llevado, no es muy original pero atrapa, está bien explicando y estructurado; sorprenden sobre todo los juegos sucios del alcalde y el fiscal, intentando atraparse mutuamente con nuestro protagonista de por medio, el cuál ha de vivir un infierno en vida.
En definitiva, Asura es un excelente film de mafias, violento y sucio, que refleja una sociedad corrupta de Corea, y que hará las delicias de los amantes del cine negro. Imprescindible.
Lo mejor: La banda sonora, los personajes, la crudeza del film. Su abrumadora escena final ¡brutal!
Lo peor: Para algunas personas puede resultar algo lenta. Que no hayamos podido disfrutarla en ningún festival de nuestro país.
